Hannah, una joven emprendedora, siempre soñó con tener su propia tienda de regalos. Para ella cada regalo era más que un simple objeto por comprar, representaba los momentos inolvidables que crea un detalle.
Cuando decidió evolucionar su negocio y convertirlo al mundo digital, se sintió intimidada, pues no tenía conocimientos de programación y tan solo pensar en el mundo de los códigos le parecía catastrófico.
Sin embargo, su ambición por impulsar su negocio provocó que investigara más a fondo de cómo funcionan las páginas web. Mientras navegaba en internet, se preguntaba cómo es que estas páginas funcionaban si eran una herramienta tan cotidiana.
Entoces descubrió HTML, el lenguaje que da vida al internet.
Necesita códigos simples pero específicos, y gracias a éstos puedes estructurar y organizar tu tienda en un verdadero sitio web. Ella deseaba algo limpio, intuitivo y llamativo para crear una experiencia placentera para sus clientes desde el momento que ingresaran a su página. Así que decidió investigar desde lo más simple:
Después de haber comprendido el concepto de HTML, se dipuso a investigar sus prinicpios y etiquetas para iniciar a esquematizar el concepto de su página web:
Después de arduo trabajo e investigación, su tienda en línea al fin comenzaba a tomar forma, tal y como lo había imaginado. Emocionada, Hanna siguió explorando. A través de gráficos y ejemplos prácticos, aprendió a agregar imágenes de sus productos, botones de compra y formularios para personalizar los pedidos. Poco a poco, su sueño dejó de ser solo una idea y se convirtió en una realidad.
Después de semanas de aprendizaje y dedicación, su negocio, Suavecitos, finalmente estaba en línea. Ahora, cada regalo que vendía no solo llevaba amor y significado, sino también un pedacito del código que ella misma había escrito con pasión.
Porque, al igual que los regalos, cada página web cuenta una historia. Y Hanna estaba lista para compartir la suya con el mundo.